Tarde de Ópera en el Liceo. Todo absolutamente fantástico: el teatro, uno de los más bonitos que he visto en mi vida. La acústica, tremenda. Una pena que vendan asientos sin visibilidad, pero bueno, el nuestro, por 30 euros, permitía ver algo más de la mitad del escenario, lo cual no está del todo mal.
Primer interludio. Bar. Chiquiprecios (1 tercio de voll damm, o "mediana", como lo llaman por aquí, 3 euros, que es precio de bar. 2 bocadillitos y copa de cava, 10 euros... el doble que en las óperas de Londres).
Es igual, aquí hay gente para todo. Allí estaban en el bar las señoras, tan peripuestas, sacando los tuper de tortilla y los bocatas en papel albal. Que no se diga que el glamour no entiende de clases...
De las cosas más recutres que he visto en mi vida. Y son 31 añitos los que me contemplan...
Eso te pasa por ir al teatro, cuando deberías estar en el Bar.
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